Tres meses sin ganar

Elche CF | ANÁLISIS

Tres meses sin ganar

El Elche CF acumula doce partidos sin conocer en triunfo con siete de treinta seis puntos en el casillero. La última victoria franjiverde se remonta al duelo ante el Valencia CF en el estadio Martínez Valero en el mes de octubre

Jerónimo Tormo,

Tres meses sin ganar, qué se dice pronto. Ese es el resumen de una dinámica en donde el Elche CF sólo ha conseguido acumular siete de los últimos treinta y seis puntos en su casillero con siete empates en doce partidos. Unos números tan pobres que han llevado al conjunto ilicitano de cabeza a la zona de descenso a Segunda División. La mala racha franjiverde tuvo ayer como punta del iceberg el empate a dos goles cosechado ante el Real Valladolid. A pesar de que los ilicitanos se pusieron por delante en el luminoso 0-2, el equipo fue incapaz de mantener su renta e incluso pudo ser peor si el colegiado hubiese pasado por alto el VAR y la decisión de anular el gol pucelano.

La situación del equipo requiere un análisis sosegado y profundo para encontrar las claves del hundimiento franjiverde. En el Nuevo José Zorrilla se vieron claves que durante los últimos partidos se están arrastrando. La parcela física está dejando lagunas en el juego de un Elche CF que con Raúl Guti y Jony Álamo ganó en presión alta y, a diferencia de con Marcone, tuvo más verticalidad a la hora de sacar la pelota jugada. La opción Mojica por el perfil izquierdo ha dotado al grupo de una nueva herramienta para explotar y que no sólo sea el carril diestro con Josan el que pueda encontrar las cosquillas a los rivales. A pesar de que el equipo volvió a apostar por defensa de cinco, olvidando las pretensiones de Jorge Almirón de usar su idílico 4-3-3, el juego ilicitano lo agradeció.

Sin autocrítica

Sin embargo, los tres meses acumulados en el casillero dejan a un equipo al que le cuesta hilvanar juego y es víctima de sus propios errores. La efectividad de cara a puerta aparece y desaparece pero lo que se mantiene son los agujeros en una defensa que sostiene Edgar Badía con sus actuaciones o los fallos del rival. Los ilicitanos han vivido de una falsa seguridad defensiva que es imposible entender cuando el portero catalán es al que más se le cuta entre los tres palos de Primera División. A pesar de los números, Jorge Almirón sigue anclado en un discurso ausente de autocrítica y el entorno franjiverde empieza a cansarse de explicaciones que no se conectan con lo que sucede sobre el terreno de juego. El vínculo propietario-representado entre Bragarnik y Almirón permite al entrenador seguir vivo en el banquillo del Martínez Valero a pesar de acumular tres meses sin alegrías.

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