Me salvo, no me salvo; me salvo, no me salvo

Elche CF | OPINIÓN

Me salvo, no me salvo; me salvo, no me salvo

Jerónimo Tormo,

Qué bonito es el fútbol y qué bonito es vivirlo siendo del Elche CF. Dieciséis, más seis jornadas, sin ganar y te encuentras a cinco partidos para el final de la temporada fuera de descenso, momentáneamente, pero, más importante aún, dependiendo de ti mismo para conseguir lo que fuera de territorio franjiverde se considera un imposible que si se consigue sería milagro, la permanencia en Primera División. El fútbol son estados de ánimo. La alegría va por barrios. Lo que un día se ve negro en Elche, cinco después cambia a blanco, sin pasar por un gris intermedio.

Ya veremos si el próximo miércoles lo que hoy es negro en Valladolid se vuelve blanco, también sin negro intermedio y la oscuridad se vuelve a cernir sobre nuestras palmeras. Huesca ha vivido, y vive, una situación similar. De vivir hundidos a soñar y a volver a caer en el pozo. Tres cuartas partes de lo mismo en Vitoria. Desquiciados con Abelardo, ilusionados con Calleja. Donde no sale el sol es en Eibar. Negros nubarrones vaticinan malos augurios. Lo fácil es tirar de lógica y pensar que el futuro armero ya está definido, el problema es que la lógica de nada sirve cuando hablamos de fútbol.

Las cinco jornadas que quedan para poner punto final e irremediable a la temporada van a ser cinco pétalos de margarita en el que el ‘me salvo, no me salvo; me salvo, no me salvo’ va a estar a la orden del día. Alegrías y tristezas al más puro estilo montaña rusa están garantizadas porque, cuando el fútbol es de los aficionados, los aficionados imprimen un sello tan característico como apocalíptico cuando no se gana y mesiánico cuando se logra la victoria. El futbolista tiene, y debe, estar por encima y al margen de los cambios de humor y de confianza de sus seguidores.

Momentos como estos son los que convierten a los jugadores de fútbol en futbolistas. El fútbol, como diría Luis Aragonés, es ganar. Los objetivos se consiguen durante las temporadas en las últimas jornadas marcan la delgada línea que separa el éxito del fracaso. Momentos en los que el objetivo depende de que te tiemblen o no las piernas, y la épica del deporte empapa el sentido de la vida deportiva. ¡Qué momentos! No los olvidemos que duelan o enorgullezcan son los que forjan un sentimiento y un ADN como el franjiverde. Ganar es muy fácil cuando vas con los poderosos, hacerlo con tu equipo sabe mejor.

El fútbol ha invitado al Elche CF a la fiesta de la permanencia. Nunca dejó de estarlo pero hay ocasiones en las que las entradas se pueden olvidar en un bolsillo de la chaqueta que menos pensabas volver a ponerte. Quedan cinco partidos en los que el equipo de Fran Escribá volverá a caer en descenso, ojala me equivoque, pero en donde no hay que olvidar que esta margarita seguirá teniendo pétalos hasta el último que quede por arrancar. Primera División podrá o no querer al Elche CF la próxima temporada entre los elegidos. Por ganas no será, menos aún por la ilusión de seguir exprimiendo la flor.

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