Escribá, sin reacción y sin adaptación

Elche CF | ANÁLISIS

Escribá, sin reacción y sin adaptación

El entrenador valenciano no ha sabido sacar partido a una plantilla con mayor calidad que la de pasadas temporadas, encorsetado en una idea de juego que ha ido involucionando durante el primer tercio de competición liguera

Jerónimo Tormo,

Fran Escribá ha pasado del cielo al infierno en seis meses. Cuando el valenciano lograba una permanencia milagrosa ante el Athletic Club en mayo, pocos podían presagiar que, el hasta el pasado domingo entrenador franjiverde, tendría que salir por la puerta de atrás, cesado y con un mensaje en forma de dardo envenenado hacia Christian Bragarnik que demuestra que la relación entre propietario y técnico no ha sido tan idílica como los discursos cruzados entre ambos apuntaban al respeto personal y deportivo. ¿Por qué Fran Escribá ha sido destituido como entrenador del Elche CF? La primera respuesta conduce a la verdad objetiva y meridiana del fútbol, un deporte cortoplacista; los malos resultados. La siguiente cuestión debería servir para ahondar en los motivos de esos pobres marcadores que los franjiverde han cosechado en los primeros catorce partidos de competición liguera. 

El entrenador valenciano ha tenido que convivir con la presión de un proyecto llamado a pelear por algo más que la permanencia. Aunque el discurso siempre ha girado en torno a lograr una salvación menos sufrida que la de la pasada temporada, la realidad marca que la llegada de jugadores como Javier Pastores o Darío Benedetto al Martínez Valero dibujan una subida de nivel de la confección de la plantilla que no ha estado acorde a los números logrados hasta el momento. El propio Escribá ha reconocido tener los mejores mimbres de los que ha dispuesto como ocupante del banquillo ilicitano pero también deber construir el mejor equipo, tanto en cuestiones tácticas como en resultados para que la teoría se pudiera convertir en práctica en la temporada 2021/2022. 

Rendimiento pobre 

No saber sacar partido a la plantilla ha sido el talón de Aquiles de un entrenador que se ha caracterizado durante su carrera deportiva por un estilo pragmático y de riesgo cero en el que los conceptos defensivos priman sobre los ofensivos, más allá del equilibrio a la hora de afrontar un partido. Futbolistas como los anteriormente citados no han encontrado su sitio. Pastore por jugar en una posición como la banda, en la que no ha podido ni ha sabido demostrar la calidad que atesora, Benedetto, perdido en punta de ataque en un estilo de juego en el que sin tener participación en el juego. Dos pesos pesados de un vestuario y con una conexión directa con el propietario Christian Bragarnik que puede convertirse en peligrosa si el afán de querer jugar supera lo puramente deportivo. 

Más allá de nombres propios, el propietario franjiverde sabía lo que fichaba con la llegada de Escribá el pasado mes de febrero. El valenciano sólo ha triunfado en Elche con un equipo de trabajo y en donde el objetivo en Primera División siempre ha sido la permanencia. Getafe, Villarreal y Vigo han marcado el declive de un técnico que cuando ha tenido que dar un paso al frente en el aspecto futbolístico se ha visto limitado por su ADN y decálogo. Confeccionar una plantilla que no se corresponda con la idea de fútbol de un entrenador es el primer paso hacia el fracaso, más aún si se le exigen resultados jugando con determinados futbolistas. Bragarnik debió analizar la situación y entender si Escribá era el entrenador idóneo para dar el paso al frente o si el escudo ante la afición de haberse equivocado con la llegada de Almirón y la no renovación de ‘Pacheta’ debía tener fecha de caducidad con el objetivo cumplido. 

Tozudez táctica 

Más allá de esta lectura, Escribá ha sido víctima de su tozudez táctica. El valenciano decidió apostar por un sistema de juego que le dio resultados en la recta final del pasado curso, con defensa de cinco, para lograr la permanencia. Mantenerlo durante la presente campaña fue una sorpresa, teniendo en cuenta la predilección del valenciano con la línea de cuatro. El equipo funcionaba, con mejores sensaciones que resultados, y vivía fuera de la zona de descenso pero San Sebastián cambió el escenario y el Elche CF cambió su dibujo táctico. Los resultados empeoraron y, lo que es peor, también la imagen de un grupo que se ha convertido con el paso de las jornadas en un equipo perdido y sin identidad. El Real Betis puso la puntilla a Escribá, más que por la derrota, por la forma en la que llegó. Escribá no ha sabido reaccionar ni adaptarse. El valenciano ha cavado su propia tumba ante la exigencia de Bragarnik. 

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