Callar y tragar

Elche CF | OPINIÓN

Callar y tragar

Jerónimo Tormo,

Gerard Gumbau me representa. La incredulidad y la resignación del catalán resumen la sensación del franjiverdismo. Nadie esperaba un resultado positivo en el Camp Nou, el actual Elche CF de Francisco bastante tiene con pensar en que lleguen los partidos contra los rivales directos por la permanencia, como para soñar con hazañas en territorio azulgrana; pero la situación no puede borrar la indignación de ver que el fútbol no está hecho para los equipos pequeños. Callar y tragar. Ver como te repatean hasta el hígado y te exprimen en cada acción del partido porque tu camiseta es blanca y verde en lugar de ser azul y granate. No por esperado duele menos. Cansa, vaya que si cansa. Tanto como el apoyo mediático de la caverna blanca contra Can Barça porque interesa. Déjennos en paz, pasen de nosotros como pasan cada vez que la película sucede a la inversa. No queremos que nos den, tampoco que nos quiten.

El Elche CF del Camp Nou sigue teniendo las desconexiones defensivas que le han llevado a sumar sólo un punto en seis partidos. Colista siendo el único equipo de Primera División sin saber qué es ganar un partido. No era ni el mejor escenario ni el mejor rival para resucitar, pero sí quizás la mejor oportunidad para demostrar que aún hay parte del Elche CF de la temporada pasada en la presente. No se pudo atacar, se defendió como se pudo; pero el esfuerzo y la actitud han sido innegables. Justo lo que no se había visto en fechas anteriores, en donde Villarreal CF y Athletic Club habían pasado por encima de la franja verde. Es el clavo ardiendo al que se aferra el entorno y un Francisco que, más allá que debe controlarse y hacer de entrenador en un banquillo profesional, se agradece que saque su vena más fogosa para revolverse ante las adversidades y morir de pie.

El problema de toda esta amalgama de sensaciones llega cuando el efecto Camp Nou se disipa y se abren los ojos. La realidad es aplastante, el fútbol no da respiro. El Elche CF necesita soluciones y mientras pasa el tiempo, y no las encuentra, se desangra encajando goles y sin ver portería. Fin de semana que pasa es un fin de semana que se pierde la oportunidad de darle la vuelta a un guión que ajusta más y más la soga al cuello de Francisco. Los atisbos de brotes verdes vistos en Barcelona parece que dan una oportunidad al almeriense de ser el encargado de intentar revertir la situación, pero la paciencia de Bragarnik tiene un límite y el escudo Francisco no va a ser eterno. El parón por compromisos internaciones es un arma de doble filo en donde o apoyas a tu entrenador para que tenga dos semanas de trabajo sin la presión de la competición, o rompes la baraja y apuestas por un nuevo inquilino que revolucione en planteamiento.

Francisco se ha ganado el derecho a demostrar que la primera opción es la adecuada para el momento, pero la confianza se renueva en el fútbol cada fin de semana. De nada sirve que crean en ti, y te apoyes en el trabajo del pasado, si no eres capaz de vivir desde el presente., para cimentar el futuro. Corren tiempos de resiliencia. De callar y tragar, de trabajar. Tiempos en los que la memoria en el fútbol es efímera. Tiempos de agachar la cabeza y ponerse en mono de faena para que la temporada no pase por encima de ti. Es lo que toca cuando eres el Elche CF. Quizás se nos ha olvidado que situaciones como esta, en donde es cierto que lo que molesta más que los resultados es la imagen, son las propias de un equipo que cada curso deportivo lo empieza en busca de la buena nota de la permanencia. Igual se nos ha ido la cabeza y nos creemos algo que no somos… y eso ya no es responsabilidad de Francisco. 

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