Al menos, pónganse colorados

Elche CF | OPINIÓN

Al menos, pónganse colorados

Jerónimo Tormo,

Ni tienen vergüenza ni, por la forma de actuar, la conocen. Ni colorados se ponen. No es fútbol, no es LaLiga; es el ridículo del fútbol y de LaLiga. Una forma de gestionar el fútbol sin tener en cuenta el fútbol. Fútbol sin fútbol. No debe ser una situación fácil de resolver pero ese no es el problema de clubes, jugadores y aficionados que no se merecen unos dirigentes anclados en la parsimonia y la miopía. Los acontecimientos no invitan al optimismo. O las instituciones deportivas cogen pronto las riendas del fútbol español o la Ley de Murphy causará estragos. El mal proceder asegura que haya equipos que tengan que pagar peajes ajenos porque ya no se trata de encontrar una solución buena, se trata de elegir la menos mala ante la inanición de un fútbol patrio que deja señalado, otra vez, a más de uno.

Catorce días después seguimos buscando soluciones a un ridículo enjambre que ha provocado una bochornosa incertidumbre. Dos semanas en las que nadie se ha atrevido a dar un golpe encima de la mesa y en donde la situación avanza peor que ayer, pero lo que es peor, mejor que mañana; siempre susceptible de empeorar. Ya no se trata de resolver un problema, se trata de que cada día se ha agudizo la dificultad para encontrar la solución. La ausencia de plan B ha dejado el pantalón de las instituciones deportivas a ras de tobillos. Qué osado era dibujar en un PDF un protocolo sanitario invencible y qué atrevido ha sido hacerlo sin contemplar las consecuencias de no tener todos los cabos atados. Reían y tachaban de imposible incumplirlo y ahora lo imposible se ríe de aquellos que reciclan la palabra negligencia a su antojo.

Cada paso se ha convertido en un traspié perdido en el camino. Papá no da ejemplo y sus hijos se le suben a las barbas. Si LaLiga (incluyo también a RFEF y CSD) evidencia debilidad, los clubes aprietan y se suman al absurdo de las instituciones deportivas. Es normal ante la barra libre de incongruentes quejas y lloros, en todos los sentidos, que surgen. Si nadie corta de raíz el libertinaje en el que se ha convertido en ‘Caso Fuenlabrada’, todos harán la guerra por su cuenta anteponiendo el yoísmo por delante. Si papá hace el ridículo, sus hijos también. Menudo circo, menudo fútbol. Al menos, pónganse colorados. Ruborícense sabedores de que no lo están haciendo bien. Asuman culpas más allá de un simple mensaje de twitter.

Den la cara ante el mundo del fútbol al que tanto deben y al que no saben ni transmitir una explicación, por muy vaga que sea, lejos del ecosistema de comodidad que suponen las notas de Prensa. Expónganse y gánense el pan con el sudor frío de la pregunta que no saben responder. Demuestren que tienen la conciencia tranquila ante un micrófono, siendo cuestionados por la metedura de pata que supone no haber sabido gestionar una situación así y que ha acabado explotando, y lo que le queda. Dejen de sacar pecho con Primera División y reconozcan que están metiendo culo con Segunda División. ¿Por qué no prueban a pedirle al jugador perdón? Que aquí nadie es perfecto pero si algo se valora es la humildad de reconocer que si las cosas se hacen mal, se puede pedir perdón. La temporada 2019/2020 ya no preocupa. Será una mancha más en el expediente, la que preocupa, y de la que queremos saber, es la 2020/2021 que empieza dentro de cuarenta días.

Y mientras, no me quiero olvidar, no puedo dejar pasar el orgullo que siento, y la reverencia que merece, un grupo de jugadores y un cuerpo técnico que jugué o no el playoff de ascenso a la máxima categoría, está demostrando una profesionalidad suficiente como para darle una bofetada al circo en el que se ha convertido el fútbol esta temporada. Este es nuestro Elche CF, como es el Real Zaragoza, la UD Almería, el Girona FC, y el CF Fuenlabrada de cada aficionado que siente sus colores. Futbolistas y aficionados. Los perjudicados de una situación que yo hace cinco años, con otro capítulo de historia negra con Javier Tebas de protagonista, me hizo aborrecer la ilusión de un deporte. Un lustro después vamos camino de la misma sensación. La de pensar que no merece la pena preocuparse por lo que no está a tu alcance. No es un problema de un equipo, es un problema de fútbol; y eso envuelve a todos.

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