El Consejo de la vergüenza

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El Consejo de la vergüenza

Jerónimo Tormo,

El servilismo del consejo de administración franjiverde, y de sus palmeros, sigue escribiendo páginas que manchan el nombre de la historia del Elche CF. Diego García y sus adláteres se han propuesto superar en deméritos, ofensas y ultrajes a sus antecesores en el cargo, José Sepulcre y Juan Anguix, con un decálogo cargado de hipocresía, soberbia, prepotencia y desvergüenza. El apoyo a Javier Tebas, para presidir la patronal de clubes del fútbol español, es el penúltimo acto de desplante a una afición que empezaba a cerrar las heridas del turbio y punzante verano de 2015 pero que con acciones como esta no es capaz de despertar de la pesadilla en la que la sumieron los tan repudiados hijos de Elche.

¿Se imaginan a este consejo de administración apoyando a José Sepulcre o Juan Anguix, de forma pública? Avalar a Javier Tebas es avalar al tercer pilar del descenso administrativo franjiverde, matar la fe de una afición, echar sal en la herida, reírse de una entidad histórica. Este Consejo se ha convertido en el de la vergüenza, en un grupo que tiene secuestrado y sodomizado al Elche CF y que vive insensible al margen de la realidad. Por sus actos se les conoce y no son más que la más pura definición de la humillación ante el interés ajeno. Diego García, Ramón Segarra, César Nohales, Jaime Oliver, Francisco Sánchez y José Luis Maruenda. Alguno dirá que no comparte el proceder de su presidente. Márchese, haga un favor al Elche CF y a sí mismo. Reúna el valor suficiente para plantar cara y dimitir, si es el caso pero nos e esconda en la dejadez del órgano del que forma parte.

Porque el paraguas de Diego García no exime al resto de un Consejo en el que, del primero al último (pasando por su secretario general, al margen del poder cuando le interesa), la responsabilidad es compartida. Las decisiones siniestras y teledirigidas del cónclave ilicitano vuelven a dejar en evidencia la falta de franjiverdismo de sus dirigentes. Un grupo de títeres del interés personal a los que los hilos empiezan a quedárseles cortos. Su fin justifica sus medios para Diego García y los suyos, aunque por el camino el precio a pagar sea pudrir los más de noventa años de historia de una entidad como la del Martínez Valero. La bajeza y vileza con la que se está maltratando el escudo del Elche CF ha desbordado un vaso cargado de veneno, mucho veneno, corrosivo y sin antídoto.

El Consejo de la vergüenza no representa a su afición. Por no representar, no se representa ni a sí mismo. Puestos a dedo por las necesidades y urgencias del momento, firmes en un sillón por la penuria de defender la bandera de su Álamo particular, amigos o simples facturadores. No son más que el olor rancio de una etapa de mal sueño primerdivisionista. Hablar de su actitud es emplear términos como inaceptable, vergonzante o patético. Lástima que el término que no se pueda usar sea inesperado. Ese es el mayor problema, que todos sabíamos que un momento así llegaría y todos sabíamos cuál sería el camino a tomar. El lógico para el consejo de la vergüenza, hincar rodilla…

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