Y al séptimo día, recapacitó
Pacheta y jugadores del Elche saludan al público tras ganar al Extremadura / Sonia Arcos - Elche C.F.

Y al séptimo día, recapacitó

Jerónimo Tormo,

‘Pacheta’ no es tonto. Aunque el entrenador del Elche CF diga que, lee y escucha y cada vez parece que sabe menos de fútbol; si que entiende y mucho. El burgalés sabe que a grandes males, grandes remedios y que con los buenos se ganan partidos. Que, cuando los puntos están en juego (y quizás algo más), si tuviera que elegir a la antigua usanza, a pares o nones, a sus futbolistas para una particular final en el banquillo del Martínez Valero; poco o nada se habría diferenciado la alineación del pasado sábado a la ideal que tiene en su mente, a tenor de los mimbres que tiene disponibles cada semana.

Sus dos principales apuestas le salieron bien. Qué digo bien, impresionantemente bien. Manuel Sánchez es indiscutible para administrar el equilibrio que el equipo necesita en defensa, Javi Flores es fundamental para disfrutar del desequilibrio en ataque que el grupo requiere. El fútbol es una balanza que bascula entre la defensa y el ataque y en la que, según el peso que cada platillo tenga con las cualidades de tus futbolistas, acabará decantándose hacia un costado u otro. Si la dupla cordobesa, además aporta una acción que acaba en penalti (dudoso con y sin papel en mano) para abrir el partido y un soberbio golazo para cerrarlo, qué más se puede pedir.

No es fácil asumir un error cuando se comete. Es más sencillo mirar al horizonte, papel en mano, y señalar a lo ajeno que no tiene voz para defenderse, antes que hacer autocrítica ante la mirada pasiva de los presentes. ‘Pacheta’ acertó el sábado, supo recapacitar y rectificar, porque se equivocó el anterior. Es tan fácil reconocerlo como enmendarlo. Siete días para trabajar, entender que dar un paso atrás y abrir el espectro de visión para tener una mayor perspectiva de la realidad y una mayor capacidad, y margen, de movimientos; y salvar la situación colectiva de un equipo y la individual de un entrenador.

'Pacheta' y sus jugadores han encarrilado la permamencia con un colchón de puntos suficientemente interesante para vivir de la tranquilidad, y seguir siendo ese equipo reconocible que cuando salta al terreno de juego, más allá del resultado, llena de orgullo a su afición. El sábado, el futbolista dibujó una sonrisa a su parroquia. Más allá de cuestionables lagunas, lógicas en cualquier partido, los ilicitanos fueron fieles a un estilo, una idea y unos jugadores con los que han conseguido llegar a ser lo que son. El equilibrio y la base del ascenso a Segunda División, bien merecen recapacitar y entender que, aunque un encuentro tiene muchos momentos que administrar, cuando sales a jugar con los 'buenos' el camino hacia la victoria es más corto.

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