Integritis deportiva

Integritis deportiva

Jerónimo Tormo,

Integritis. Dícese de lo que piensa Javier Tebas cuando se cuestiona que los equipos del fútbol profesional español puedan competir en igualdad de condiciones, si se abren unos estadios y otros no por las circunstancias de la desescalada social, en la reanudación de la competición desde el próximo fin de semana. Un increíble. Que lo cuestione Pedro Sánchez, que como presidente del Gobierno tiene cosas más importantes en las que pensar, o Irene Lozano, presidenta del CSD, que ha demostrado un sentido común milimétrico en cada una de las decisiones que ha tomado; puede pasar porque son opiniones al margen de LaLiga.

Que sea el presidente de la patronal de clubes, el que debe velar por la homogeneidad de la competición, el que se tire a la piscina, cuando ha estado sin mojarse durante las últimas semanas desde el sofá de su casa viendo como otros desactivan bombas mediáticas, es tan vergonzoso como aberrante. Y lo peor de todo es que, cuando ya ha soltado el órdago, le pasa la patata caliente al Gobierno con un “se coordinará con el CSD”. Menudo cinismo de quien ha pregonado a los cuatro vientos la importancia de que todos los equipos, independientemente de la situación de cada provincia y comunidad autónoma, pudiera entrenar de manera igualitaria. La pela es la pela.

¿Irías a ver un partido de fútbol si se autorizara? Espero que te estés pensando la respuesta. ¿Te la jugarías? Creo que se está hablando muy a la ligera de la posibilidad sin tener en cuenta las consecuencias. Igual es miedo, igual es sentido común. Pero, ¿alguien cree que con 27.000 muertos a las espaldas y un virus que todavía sigue acechando el próximo viernes, dentro de una semana, reunir a miles de personas en un recinto deportivo es lo más sensato para alcanzar la nueva normalidad? Siempre he sido un firme defensor del regreso del fútbol pero, de ahí a que lo haga con público en los estadios va un mundo. Me sorprenden los mensajes que desde las altas esferas gubernamentales del país se envían.

No sé si son fruto del populismo, y llegado el momento temblará más el pulso a la hora de tomar una decisión, o el político de turno se cree lo que dice. ¿Hay algún dirigente que esté dispuesto a aprobar un 8-M en clave deportiva? ¿De verdad que no hemos aprendido la lección? Y a todo esto, La Liga y Tebas esperan que la fruta caiga de madura mientras los clubes ya han hecho la repartición de panes y peces con medidas compensatorias entre sus abonados. Ya sé que la patronal de clubes poco puede hacer ante las decisiones gubernamentales pero, digo yo que, al menos funcionar como pegamento de la coherencia entre clubes, para que apacigüen sus ardientes deseos de reunir aficionados no estaría mal, en lugar de avivarlos. A ver si el Gobierno, el martes en un Real Decreto Ley termina con toda esta pantomima o se apunta al circo.

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