El detalle
El detalle, tan efímero como básico, marca en el fútbol. De sumar a irte de vacío, de pensar en ganar a perder. Da rabia porque en este Elche CF se ha convertido en algo habitual. Despistes que condenan y cuestan puntos tan necesarios para la confianza como para el casillero. Hay que cuidar el detalle. Quererlo, mimarlo y darle importancia porque puede marcar la diferencia entre estar el año que viene entre los mejores del fútbol español o volver al segundo peldaño. Granada es un nuevo ejemplo del detalle. La suma de todos, también los que pasan desapercibidos, son los que hacen que te vayas con cara de tonto después de tanto nadar para acabar muriendo en la orilla. De comerse un amago, por no sé qué absurdo miedo a no mirar de frente a la acción, a estar fuera de jugada en un centro que sólo puede encontrar un destinatario. Es el detalle.
El Elche CF ha perdido muchos, demasiados, puntos por detalles. Una balanza que no está sabiéndose compensar y equilibrar en lo que llevamos de temporada y que ya no es cuestión de detalles. Tener que rozar la perfección para ganar choca de frente con el mínimo despiste para encajar y tener que enmendar errores siete días más tarde. Algunos lo llaman suerte pero como Escribá acuñó en su día “cuanto más entreno, más suerte tengo”. La frase vale para tanto cuando vas con el viento a favor como cuando tienes que remar contra corriente. No quiero decir que no se trabaje, quiero decir que hay que buscar la eficiencia del trabajo. No sólo el futbolista, que es el que sobre el terreno de juego actúa y marca la diferencia en un sentido u otro, también desde el banquillo hay que cuidar el detalle. Desde elegir el once titular hasta corregir cuando en la banda derecha te han creado el agujero que dará con tu gozo en un pozo. Si esto va de detalles, sumemos todos para encontrar la solución.
Otro detalle es no exprimir a un rival que llega plagado de bajas y físicamente maltratado por el esfuerzo de un partido y un viaje. Uno espera más ritmo cuando en él puede encontrar uno de los detalles para ganar el partido. También es cierto que una cosa es querer y otra cosa es poder. Que para meterle ritmo al partido necesitas futbolistas que lo impriman y en este Elche CF si el ritmo es de tango parece que se queda corto para las necesidades que requiere un partido de Primera División. Al Elche CF le falta capacidad para tener y para contener. La medular franjiverde necesita juego y posesión, sacrificio tiene (y mucho) pero el fútbol no es sólo correr, se debe hacer con sentido. No se trata de pedirle al equipo que vuelva al ideario de Almirón de tocar y perderse en zona de nadie, se trata de saber qué se tiene que hacer con el balón cuando lo manejas porque, aunque sobrevivir del balón largo para jugar en campo contrario vale, no todos los días va a ser fiesta.
Yo creo en los detalles y creo en que tiran por tierra todo el trabajo de una semana pero también creo en que, igual que uno los tiene en contra los debe buscar a favor. El Elche CF de Escribá lo intenta, que ya es mucho teniendo en cuenta de dónde viene, pero con intentarlo no basta cuando la necesidad apremia. Tiempo al tiempo que quedan puntos por delante, pero no caigamos en el error de la bula al valenciano por tener, y deber, que empezar de nuevo. Su colchón es tan efímero como no ganar, con el detalle de saber cómo, cuándo y por qué coge las riendas del equipo; pero hay que pedir victorias. El nuevo entrenador no es el culpable de la situación de este Elche CF pero sí es el responsable en el momento en el que acepta el proyecto y pasa el umbral de la puerta cero del Martínez Valero. Hará lo que pueda y lo que le haya dejado Christian Bragarnik que, por cierto, ¿alguno de sus voceros sabe cuándo y si vuelve a Elche? Ese sí que es un gran detalle…