Cuando no tiras a puerta y dejas 233 goles en el banquillo
Sí, soy un oportunista. Que si tiene 40 años o que la mayoría de sus goles los ha marcado en Segunda División. Pero aquí no se trata de poner a Nino por decreto. Es cuestión de buscar soluciones en la línea de arriba, de buscar fórmulas para acabar mejor los partidos o marcar gol. En definitiva, no morir por parálisis como le pasó al Elche ante el Granada. Almirón prefiere acabar con los de siempre, aunque estén fundidos, que explorar nuevas vías. Le guste o no. Nino es, y ha sido hasta el momento, una de las pocas posibles soluciones ofensivas que tiene en el banquillo.
Digo pocas porque parece que el almeriense es solo uno más de la amplia lista de futbolistas en quienes Almirón no confía. Al menos, la calidad y el olfato goleador de Nino, las conocemos. Por eso sé que el 7' puede dar más, en los minutos finales, que compañeros que han empezado de inicio y que acusan el desgaste de los minutos. Quizá Lucumi y Rigoni también puedan ser la solución. Ni Almirón les deja lucirse ni ellos han aprovechado la oportunidad cuando han tenido ocasión.
Algo falla en Almirón cuando mantiene a Nino en el banquillo pese a que le sobran sustituciones. Cuesta entender que no tuviera minutos con 0-1 ante el Granada, en Valencia cuando el Levante asfixiaba al Elche en el tramo final o frente al Cádiz, en cuya segunda parte los jugadores franjiverdes estuvieron corriendo detrás del balón sin ninguna oportunidad de jugar. Son algunos ejemplos. Si el técnico es incapaz de ver que, ya avanzado el partido, Nino puede aportar más que ciertos jugadores titulares; es que todavía tiene mucho que aprender de la Liga española. Si necesitas gol y dejas al máximo goleador histórico de Segunda en el banquillo, la ecuación no cuadra. Ningún otro futbolista de la plantilla ha marcado tantos goles como el almeriense en el fútbol profesional; ni se le acercan. En total, 233 en su carrera, 221 en Primera, Segunda y Copa del Rey. ¿Demasiado mayor? Que pregunten en Zaragoza...
No es cuestión de Nino. Sino de buscar piezas que refresquen al equipo en la línea de ataque. Ha quedado demostrado, una y otra vez, que las opciones ofensivas del Elche quedan reducidas a cenizas en el tramo final, o bien porque los futbolistas están exhaustos o bien porque la táctica no funciona, como se vio ante el Granada. Cualquier jugador de banquillo puede aportar en ese momento. No se trata de calidad, simplemente de refresco para mejorar el físico. Pura lógica.