Paseos entre confesiones

Elche CF | REPORTAJE

Paseos entre confesiones

Bragarnik repite con Beccacece estampa en el Díez Iborra en apenas una semana. El propietario no pierde la oportunidad de conversar a ras de césped con el entrenador, tras la disputa de partidos

Jerónimo Tormo,

Christian Bragarnik tiene el gusto de charlar mientras pasea. Si además lo puede hacer con la compañía del entrenador de su Elche CF, que al mismo tiempo es su representado, sobre un tupido césped y bajo el influjo vitamínico de los rayos del sol; la mezcla debe ser perfecta para quien analiza decisiones futbolísticas mientras cuenta pasos y busca soluciones. No es la primera vez que el propietario regala la imagen junto con el entrenador, pero no lo hace a cualquier precio. Hay que esperar el momento adecuado e invertir las horas que las noticias requieren.

El que algo quiere, algo le cuesta y Bragarnik se hace rogar. También es cierto que no es habitual, aunque ya se haya producido dos veces de forma pública. Las imágenes congeladas por una cámara con otros entrenadores han brillado por su ausencia. Escribá no la tuvo, Francisco debió esperar a una fiesta envenenada de permanencia, Almirón es el que más la ha lucido, mientras que Machín bastante tuvo con poder conocerle en persona. Una cosa es que Bragarnik pose con mate en mano, junto con amigos o familiares en la grada, y otra bien diferente es verle con un entrenador; más aún conversando y elucubrando.

Lunes y martes

Los paseos entre Bragarnik y Beccacece marcan el ritmo en el Martínez Valero como las manecillas de un reloj señala el paso del tiempo. La semana pasada fue Lunes Santo, un día después del Domingo de Ramos y dos más tarde el Sábado de Pasión que abrió la Semana Santa con derrota ante el FC Barcelona. Ahora se ha producido un día después. No porque ayer fuera Lunes de Pascua. Los festivos en el fútbol no se celebran, y más cuando el Elche CF no tiene nada que festejar. Tampoco Bragarnik y Beccacece, aunque ayer el encuentro no se produjera y se pospusiera un día.

El ritual no tiene mayor misterio. Bragarnik llega al Díez Iborra y se sienta en la grada, Beccacece llega al Díez Iborra y se pone al frente del entrenamiento. La sesión termina. Jugadores y componentes del cuerpo técnico salen de la instalación municipal deportiva y el césped se convierte en el único testigo de los silencios y palabras de propietario y entrenador, representante y representado, Chris y Sebas, EDT y BKCC. Varias diagonales encontradas con caminatas horizontales, algunas en círculo y otras de banda a banda o de fondo a fondo.

Mismo guión

La conversación les mece y les lleva. Las portería y los banquillos son el límite. Hablan, gesticulan, se miran. Analizan e intercambian impresiones. Buscarán soluciones a los problemas, si es que los problemas tienen soluciones o si es que sus soluciones sirven para resolver los problemas. Por hablar no será. Tampoco son charlas eternas. Dan para lo que dan. Si quieren profundizar hay muchas horas en el día y otros escenarios, pero seguro que ninguno como el que dibuja el cuadro costumbrista que es el Díez Iborra en plena primavera. El guión siempre termina igual, o al menos siempre lo ha hecho con un mismo patrón. "Ciao Sebas, ciao Chris". Bragarnik se marcha y Beccacece recapacita. El fútbol es así.

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