Lo que pasa en Huesca, se queda en Huesca

Elche CF | OPINIÓN

Lo que pasa en Huesca, se queda en Huesca

Jerónimo Tormo,

Jarro de agua fría, golpe de realidad, bajada a la tierra. Son tantas las expresiones que pueden definir la derrota del Elche CF en El Alcoraz, pero ninguna resumirá la mala imagen ofrecida por el equipo franjiverde en su peor partido de la temporada. Lo de ayer en tierras aragonesas es impotencia pura, aderezada por las peores sensaciones desde que ‘Pacheta’ dirige el barco. No hablo de intensidad o actitud, eso creo que es difícil medir cuando un equipo es tan superior a ti por calidad de jugadores y cantidad de argumentos. Pocas cosas podrían haber hecho ayer que el equipo pudiera encauzar el rumbo y levantar el vuelo por no decir ninguna.

Noventa minutos de pesadilla exacerbada de la que el Elche CF debe entender y aprender que todavía hay imposibles que se le escapan porque para estar al nivel de un rival como el aragonés tienen que pasar, entre otras cosas, que no viva en constante marejada deportiva e institucional, para poder estabilizarse. Tampoco voy a hablar tampoco de presupuestos porque me parece una excusa pueril que ni el propio entrenador y jugadores tienen vergüenza de exponer, que se lo digan al CF Fuenlabrada que tira por tierra este tipo de clichés.

No es tan difícil de entender. La SD Huesca fue mejor, un huracán que barrió al Elche CF. ¿Qué se pudieron buscar y encontrar soluciones? Seguro que sí, pero el que las sepa que las diga, a ver si funcionan. A mi es que lo de la intensidad me recuerda a lo de la furia española con la que a base de puñetazos puedes romper paredes. ¿Quién mide la intensidad cuando tienes en frente a un rival que es mejor que tú? Más cabeza y menos corazón. Las limitaciones son las que son y, aunque duela ver a tu Elche CF toreado, capote en mano y con la muleta afilada; la realidad no debe hacernos olvidar que ni antes se era tan bueno ni ahora se es tan malo.

Un equipo puede perder en cualquier campo, lo que no puede hacerlo es de cualquier forma. La franjiverde fue sonrojante por una sensación de impotencia, de querer sin saber cómo poder. Indolente y sin reacción, con momentos de falta de amor propio que hacen que el batacazo sea más preocupante. Sólo una cosa puede hacer que la derrota en El Alcoraz duela más, que el equipo no levante los brazos y se quede anclado en lo que pudo ser y no fue, y que, sobre todo, no aprenda que de los varapalos también se aprende. Hay veces en la que un paso atrás puede servir para coger impulso en vez de para retroceder posiciones. Sería de necios esconder la realidad. Vista tal cual es, toca, si no se sabe cambiar, al menos moldear y que lo que pasa en Huesca se quede en Huesca.

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