Lo que diga Lucas Boyé

Elche CF | OPINIÓN

Lo que diga Lucas Boyé

Jerónimo Tormo,

El futuro de Lucas Boyé se escribe con letras de oro. El argentino es dueño de su futuro y en el Elche CF son conscientes de que el próximo verano marcará un antes y un después en las arcas franjiverde con una salida del delantero franjiverde. La pregunta en torno al adiós del internacional albiceleste ya no es cuándo, sino cuánto. Su precio está fijado en forma de cláusula de rescisión en veinticinco millones de euros pero llegar a la cifra sólo la ley de la demanda y de la oferta permitirá redondear la cantidad. Que el futbolista vaya dando pasos al frente en forma de hitos deportivos en su currículum particular ayuda a pensar que Christian Bragarnik exprimirá hasta el último céntimo que un traspaso pueda dejar en el Martínez Valero. Razón no le falta. El gol se paga y Lucas Boyé es algo más que gol, al menos, en el entramado franjiverde. 

¿Cuánto cuesta la libertad de Lucas Boyé? El querer y el poder responderá la pregunta. ¿Hasta dónde va a estar dispuesto un equipo a llegar, desde el punto de vista económico, para hacer cambiar de aires al delantero argentino? Yo siempre he pensado que el poder adquisitivo de la Premier League es el principal aval para pensar en un Lucas Boyé a corto plazo jugando en Inglaterra. Conoce el fútbol británico, más allá de que la experiencia no fuera buena desde el punto de vista deportivo (tampoco lo fue en otros destinos), y a Bragarnik le seducirá la opción de ver como el producto se cobra de la manera más solvente e inmediata posible. Esto es un negocio y el santo cualitativo se tiene que ver correspondiendo por el salto cuantitativo. Cuánto mejor soy, más cobro. Un negocio en donde lo que diga Lucas Boyé también cuenta. 

Sólo tengo constancia de una oferta por el de San Gregorio. No es secreto, ya he contado en varias ocasiones como el Elche CF rechazó el pasado mes de enero, cuando el mercado invernal apuraba sus días para echar la persiana, una propuesta de doce millones de euros procedente del Sánchez Pizjuán por contratar al delantero de moda del fútbol primerdivisionista español. Que en el Martínez Valero dijeran ‘no’ hace entender cuáles son las aspiraciones que habitan en la planta noble del estadio. Concretamente en el ala norte en donde tiene instalado su campamento base en forma de despacho el dueño de la pelota. Doce millones no. Qué pasada… pero es que su cláusula es de veinticinco, hagámonos valer. Si me pones dieciocho sobre la mesa es tuyo. 

Ya hay etiqueta. Sí, pero enero es enero y marzo, casi abril, es marzo, casi abril. Han pasado muchas cosas y las que pueden pasar. Internacional. Palabra mágica. Alguno resta importancia diciendo “pero sólo dos minutos”. Ya son dos minutos más que todos los que estamos leyendo esta reflexión. Esos dieciocho millones de euros ya tienen que subir, al menos un millón de euros por minuto. ¿Se imaginan que Lucas Boyé repite contra Ecuador, de inicio, y moja? Bragarnik descorcha la botella de champagne de la permanencia antes de lograrla. Ya serían veinticinco. Ahora bien, ¿hay alguien dispuesto a pagar esa cantidad? Hablamos de dinero como si del juego del Monopoly se tratara. Alguien habrá, no se creen falsas esperanzas de seguir viendo a Boyé con la franjiverde el próximo curso. Y si no lo hay, el dueño se lo inventa.  

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