Hasta Groucho Marx se la sabe

Elche CF | ANÁLISIS

Hasta Groucho Marx se la sabe

Fran Escribá se expone a una sanción por acusar a Muñíz Ruíz de “mala fe” en un partido en el que el Elche CF cometió demasiados errores individuales y el planteamiento estuvo marcado por la remodelación de más de la mitad del equipo

Jerónimo Tormo,

Fran Escribá ha roto el guión. Pocas veces se recuerda en el Martínez Valero una queja arbitral del entrenador. Quizás, y contando con los dedos de una mano, habría que echar la vista atrás a un inexistente fuera de juego de Fidel en Lugo que privó al equipo franjiverde de la victoria en Segunda División hace ya unos cuantos años. Mucho ha llovido desde entonces, tanto como motivos para que el valenciano saque las uñas de manera contundente. Su lamento es el de un equipo que no está teniendo suerte en este inicio de temporada con las decisiones que los árbitros están tomando. No es la primera vez y ya llueve sobre mojado, otra cosa es que lo que no está al alcance de técnico y de equipo deba ser tan aplastante como para tachar de mentira los cincuenta y dos minutos de fútbol que dibujan un parcial de 3-0 post no expulsión de Pedraza. Y mucho más aún entrar en el terreno pantanoso de cuestionar públicamente la honradez de un árbitro, algo intocable en el mundo del fútbol y cualquier deporte.

Escribá sabe que en Villarreal se equivocó. Empezó a hacerlo cuando, cuatro días antes, decidió jugar el partido de La Cerámica ante el Levante UD. Una semana de tres partidos ha condicionado, por el momento dos y veremos el tercero en San Sebastián. Ante los valencianos, sobre el papel rival menos exigente, el entrenador franjiverde no puso toda la carne en el asador y no corrigió los problemas que generaron la superioridad grandota durante gran parte del encuentro. Ayer, contra los castellonenses, a Escribá le costó reaccionar a remolque en el marcador y rehacer un centro del campo en el que sólo Fidel cumplió con su función, mientras Marcone y Gumbau se mostraron impotentes. No fue hasta nueve minutos del final del encuentro cuando el valenciano rompió su tozudez táctica para pasar ya de una innecesaria línea de cinco a otra de cuatro, con 3-1 en el marcador. El partido ya estaba perdido y la suerte no siempre maquilla las deficiencias.

Planteamiento inicial

Rotar hasta seis posiciones, centro del campo completo incluido, generó desajustes que se pagaron. Una cosa es dar descanso y otra romper la continuidad de juego de un equipo que ha tenido unos pilares en los que se ha sustentando durante el inicio del curso. El fondo de armario no hace milagros. Tener una plantilla de nombres no equivale a tener un equipo de hombres. Si el Elche CF acusa la ausencia de Lucas Boyé, acusa tanto o más la titularidad de Guido Carrillo. La comparativa es odiosa, pero tanto como querer equilibrar con Marcone la medular cuando Mascarell se queda en el banquillo. Como estos dos casos, alguno más de los vistos ayer se podría señalar. Si existe un once titular y una columna vertebral, por algo será. En el primer caso, la responsabilidad técnica se diluye ante la lesión del delantero argentino; en el segundo, es el valenciano el que debe repasar su lista de prioridades para reforzarse en los motivos de sus decisiones. Gestión de vestuario o gestión de esfuerzos, sí, pero aquí lo que importa es ganar.

Nunca sabremos qué habría pasado si Muñíz Ruíz, desacertado sin ningún tipo de duda no sólo en la acción clave del partido (también en alguna más que beneficia al Elche CF como no señalar penalti sobre Moi Gómez), hubiese expulsado a Pedraza, como tampoco nunca sabremos qué habría pasado si Escribá no hubiese roto la conjunción y equilibrio del equipo en una semana de tres partidos con seis cambios en el once titular. Lo que sí sabemos es que el Elche CF debe preocuparse más de lo que puede resolver, y depende de sí mismo, y que este equipo necesita a los mejores jugadores en su puesto, dando el 101% para poder ganar un partido. Si hay que dar descanso a jugadores de Primera División en una fase de la temporada en la que lo que menos deben pesar son las piernas hay que hacérselo mirar. El momento del curso invita a redoblar esfuerzos para llenar la despensa de puntos, ajora que las fuerzas tácticas y físicas están igualadas entre grandes, medianos y pequeños.

Expedientado

El valenciano será expedientado, salvo sorpresa. Algunos lo consideran injusto porque hablan de la verdad de Escribá. Verdad es que Muñíz Ruíz se equivoca, pero ¿verdad es que lo hace de mala fe? Hay una gran diferencia entre quejarse y acusar. El entrenador franjiverde también se equivoca con ese término, salvo que tenga la confesión en privado del colegiado. ¿Acaso tiene mala fe el técnico rotando seis posiciones del once titular o durante el transcurso del partido tomando decisiones? ¿Acaso tiene mala fe Lucas Pérez o Guido Carrillo perdonando la vida en el uno contra uno al Villarreal CF? No. Simplemente se equivocan y estoy seguro de que Escribá corregirá ese término en su próxima rueda de Prensa porque es tan justo como la sanción que pueda caerle. El forofo lo comprará pero también hay gente que entenderá un castigo porque se ha pasado una línea. Quizás sea humo para tapar deficiencias propias, o quizás no, pero mientras se disipa quedará el recuerdo del fuego como ramas que pudieron tapar el bosque, y esa táctica, hablando de fútbol, hasta Groucho Marx se la sabe.

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