Ganar, perder o empatar; he ahí la cuestión

El fútbol, como diría Luis Aragonés, sólo contempla ganar. Los objetivos se consiguen durante las temporadas en las últimas jornadas de las competiciones, cuando la hora de la verdad llega y las piernas tiemblan. El Elche CF tiene ante sí la primera de sus siete finales. No valen medias tintas cuando la permanencia está en juego y los equipos se agarran a los matices de cada partido para desequilibrar la balanza en un sentido u otro. La delgada línea que separa el éxito del fracaso se dibuja en encuentros como el que los franjiverde tiene esta noche en el Martínez Valero. Partidos en los que los jugadores se hacen futbolistas porque toca dejar sangre, sudor y lágrimas en cada acción de un partido que marca el trabajo de todos los anteriores. La épica del fútbol se respira en citas como la de hoy.

Batallas que dan forma a guerras y en donde hay en juego algo más que tres puntos. Es el sentido de la vida deportiva. Citas para la que muchos profesionales se preparan durante toda una vida y que no siempre tienen la oportunidad de poder disputar. Bendita ansiedad la de la catarsis de tener que sufrir para disfrutar. Deber vaciarse sobre el verde, como si no hubiera más vida al término de noventa minutos porque cada uno de los once jugadores que salten al terreno de juego, hasta los dieciséis que puedan jugar el partido, los veintitrés que presentan el trabajo de una semana y los veinticinco que conformar una plantilla representan hoy a miles de gargantas. Hoy no es un día cualquiera, hoy se juega la primera de las siete finales por la permanencia y el signo del partido marcará, en mayor o menor grado, la meta final.

Carácter de final

Fran Escribá no ha dudado en imprimir el carácter de final que requiere un partido de tal calado pero el valenciano también ha sido claro a la hora de explicar que lo de hoy no será decisivo. Ganar se antoja como vital para seguir en la lucha por la salvación pero si algo está demostrando esta temporada Primera División es que el fútbol cambia de siete en siete días y la alegría va por barrios. Que lo que un fin de semana cotiza al alza, siete después se hunde por la inmediatez de los resultados. Saber caminar en el alambre y capear la ansiedad e la clave de una recta final de curso en el que todo vale. La victoria se paga a precio de oro. Un triunfo franjiverde permite adelantar a un rival que, eso sí, tiene un as guardado en la manga d cara al 28 de abril con el partido aplazado ante el Athletic Club. El mejor de los escenario iría acompañado por una derrota del deportivo Alavés, que en mismo horario, se bate en duelo en Mendizorroza ante el Villarreal CF.

Si los astros se alinean, el Elche CF estaría fuera de descenso y mirando de frente con los deberes hechos al Wanda Metropolitano en donde mañana el SD Huesca se enfrenta al líder Atlético de Madrid. Un tropiezo oscense redondearía la jornada, sin olvidar el Granada CF-SD Eibar de mañana, dos horas después del duelo de los oscenses contra los del ‘Cholo’. Jornada perfecta. Cuentas de la lechera. Perder rompería la ilusión, más si los resultados no maquillan un gatillazo franjiverde. De primeras, el Real Valladolid se escaparía hasta los cuatro puntos, que podrían ser siete si gana en el Nuevo San Mamés. Qué decir de un triunfo babazorro ante el Villarreal CF. Más difícil todavía si ‘Pacheta’ asalta el Wanda Metropolitano con botín mayor o menor. La jornada sería trágica si a Mendilibar le da por cumplir su profecía de “seguimos vivos” en el Nuevo Los Cármenes.

Hay vida

El empate sería el mal menor. Permitiría reducir distancias para empatar a puntos, si nos ponemos en el lado bonito de la película, con derrotas de Deportivo Alavés y de SD Huesca. Además, haría que el Real Valladolid nos e escapara, más allá de su duelo pendiente, y ampliaría en una jornada redonda la distancia con el colista armero a los cuatro puntos más goalaverage. Muchas cábalas, demasiadas, que marcan la importancia entre fijar en la quiniela uno de los tres signos del fútbol. La diferencia entre ganar, perder o empatar (más allá de los resultados de tus rivales) como fundamento de supervivencia. He ahí la cuestión, más aún cuando no dependes de ti mismo, quedan tantos partidos y duelos directos, y no manejas el devenir de tus rivales. Gustará más o menos el análisis, ojalá se tuviera una bola de cristal para restarle presión a los noventa minutos de esta noche pero, vivos saldremos, más allá del resultado.