El Elche de Baraja, el Elche de la insurrección

Elche CF | REPORTAJE

El Elche de Baraja, el Elche de la insurrección

El entrenador dirigió hace siete temporadas al equipo franjiverde y consiguió una permanencia tras una de las mayores injusticias deportivas; el descenso administrativo. Se rozó el playoff de ascenso

Jerónimo Tormo,

El Toralín, Ponferrada, sábado 23 de agosto de 2015. Temporada 2015/2016. Temporada post descenso administrativo. El Elche CF ha vivido uno de los golpes más duros e injustos de su, en aquel momento, casi centenaria historia. La mala gestión de sus dirigentes, unida a la soberbia de Javier Tebas, conducen a la que es la primera y única pérdida de categoría en los despachos desde Primera División. El equipo franjiverde ha vivido un infierno de verano en donde su supervivencia en el fútbol profesional ha pendido de un hilo.

Segunda División es el premio de consuelo, cuando el club franjiverde podría haber caído al pozo de la Segunda División B por no haber atendido a sus pagos con la Agencia Tributaria. El Elche CF se ha salvado, pero ahora empieza un nuevo calvario deportivo del que debe salir como quien se despierta de una pesadilla. Algunos jugadores se han subido horas antes al autobús que les ha llevado rumbo a tierras castellano leonesas. Entre medias, destaca la figura de un experto ex futbolista, pero novel entrenador, Rubén Baraja.

Debut en Ponferrada

Hace cuarenta y un días que el técnico vallisoletano ha asumido las riendas para dirigir a un equipo sobre el césped pero, sobre todo, también de recuperar el honor de una afición maltratada y de una historia pisoteada. El reto es mayúsculo, tanto como su estela cómo futbolista. El problema, que desde el otro lado de la línea de cal, en el banquillo, uno ya no juega y depende de sus futbolistas. El debut se dibuja acorde al sentido común, aunque ese sea el sentido que menos prima en el fútbol. Primer partido, primera derrota 2-0 contra la SD Ponferradina.

El mundo al revés. El Elche CF de Escribá, que asciende tres temporada antes, empezaba su curso ganando 4-2 en el Martínez Valero al conjunto de El Bierzo. Tres años deportivos más tarde, con un verano de meses de vida de perro, vuelve a ser la SD Ponferradina la que abre el telón del fútbol franjiverde. Lo hace a domicilio, como si de una historia en las antípodas se tratara. Ya no se gana, ya no se disfruta de Primera División. La realidad se escribe con letras de plata y el dulce sabor de la victoria deja paso a la hiel de la derrota.

El mundo ha cambiado pero Baraja no se puede bajar. Hay que remar contracorriente. Y así es como surgen las historias que escriben la Historia. Sin bajar los brazos y a golpe de martillo de trabajo y de cincel de constancia. El Elche CF suma tres victorias y dos empates. Se encarama a la zona noble y el orgullo de ser franjiverde germina como los brotes verdes luchan busca la luz del sol. Pero el fútbol es caprichoso. A veces injusto, cobarde y mezquino. El que más da es el que más pierde y la temporada se convierte en un querer y no poder.

Dos golpes consecutivos 

UE Llagostera y CD Mirandés dan dos bofetadas que invitan a reciclar la propuesta. Hay que ser más prácticos y menos vistosos. Las victorias se escapan entre los detalles, como la arena se escurre entre los dedos. La propuesta de Baraja se salpica y alterna en la estadistica con más color verde de victoria que rojo de derrota. El amarillo del empate abunda. Dicen que es el resultado de no ir a por los partidos, pero este equipo está cosido de retales y de jirones. El motor de muchos futbolistas tiembla cuando se pone a ciento veinte.

No ha habido pretemporada. El milagro es pelear por ascender en lugar de hacerlo por no descender. Baraja es un incomprendido. Su mensaje se diluye conforme se abren distancias con la zona de playoff. Nadie quiere verlo pero este Elche CF camina por encima de sus posibilidades. Hasta que llega Son Moix y una frase para el recuerdo. "La vaca da la leche que da y ha dado mucho, pero, en este momento, no ha dado para más". Derrota. Las matemáticas no van a permitir al conjunto franjiverde rizar el rizo y estrangular la épica de volver a Primera División un año después de ser expulsado.

Vaca sin leche 

Resignación, pero también naturalidad. No se ha conseguido porque no se ha podido. Se ha peleado y el fútbol es un juego en el que se gana, se empata y, muchas veces, se pierde. El Elche CF de Baraja es el Elche CF de la lucha contra la injusticia. El Elche CF de la insurrección. Un equipo que tuvo que asumir un castigo inmerecido que deberían haber cumplido sus dirigentes. Un equipo que se rebeló y bajó al barro para seguir haciendo lo que ha hecho durante toda su historia, pelear contra la adversidad como contra molinos de viento que en el verano de 2015 se hicieron realidad. 

Sólo fue una temporada, pero qué temporada. Un año de emociones a flor de piel. Un curso bipolar y de extremos contrapuestos. "Había que tener muchos huevos para coger el equipo en el momento en el que lo cogimos". El vallisoletano mostraba el camino que atisbaba en el horizonte, pero que aún no se sabía ver. Meses después fue Ramón Planes el que huyó del desastre deportivo que Diego García y sus amigos cocinaban a fuego lento. El descenso a Segunda B dio más valor a su "convicción" para no seguir. Hay que agradecer mucho a aquel Baraja y su lucha.

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