Cuesta abajo y sin frenos

El Elche sigue con su caída libre. El equipo de Almirón volvió a evidenciar en Vigo (3-1) los graves problemas defensivos y la falta de creatividad en los metros finales que le condenan a la décimosexta jornada sin ganar. El entrenador argentino ha perdido todo su crédito y su continuidad en el banquillo no se sostiene. 

El conjunto ilicitano se sostuvo durante 44 minutos. Propuso un juego atrevido, contando con varias llegadas con peligro sobre la portería de Rubén Blanco. Aunque a los puntos, el Celta estaba siempre un pasito por delante. 

Jorge Almirón recuperó a Gonzalo Verdú para el centro de la defensa y mantuvo dos delanteros, con Guido Carrillo y Lucas Boyé en la punta de ataque. Boyé y Raúl  Guti pudieron abrir el marcador, pero cuando el tema no funciona, marcar gol parece una utopía. Las lesiones de Josan y Mojica aventuraban el desastre. Esa es otra historia. Sorprende la cantidad de lesiones que está viviendo la plantilla ilicitana. En el otra área, Nolito obligó a intervenir a Edgar Badía. 

Todo se torció en los últimos dos minutos de la primera mitad, cuando el Elche recibió dos goles. Ver para creer. Santi Mina y Brais Méndez, con Nolito y  Iago Aspas de coprotagonistas en ambas acciones. Errores defensivos de los franjiverdes, con especial mención a Diego González. De hecho, el central fue señalado por Almirón en el descanso y lo sustituyó por Josema. 

Rigoni da esperanzas

Al igual que en el partido ante el Villarreal, el Elche saltó al césped en la reanudación con una marcha más. Surgió efecto. Rigoni redujo distancias tras una asistencia de Carrillo.

El Elche no supo meter mano a su rival en el momento decisivo. La reacción se quedó en el gol que redujo distancias. Los celestes supieron llevar el partido a su terreno y contrarrestar cualquier empuje de los franjiverres.

Santi Mina sentencia

El partido estuvo vivo hasta el minuto 68, cuando Santi Mina no perdonó ante Edgar Badía y puso la sentencia. Otro error defensivo, otra falta de contundencia en la línea medular. Ello sumado a las pocas opciones del equipo en ataque. 

Diecisiete minutos esperó Almirón para mover ficha tras el 3-1. De nuevo, política de cambios incomprensible por parte del entrenador. El equipo necesitaba un efecto inmediato en forma de dos sustituciones. Entró Pere Milla con todo el pescado vendido. Y así, con la misma historia de casi siempre a lo largo de esta campaña, el equipo compite por momentos,  pero sigue sin ganar. Ya no se acerca ni al casi. Y la zona de permanencia, cada vez más lejos.