Caretas duras

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Caretas duras

Jerónimo Tormo,

El Elche CF está secuestrado. Nada ha cambiado en el Martínez Valero en un año, todo lo contrario. La afición franjiverde sigue viviendo en la misma mentira que el pasado verano le rebajó al infierno de la Segunda división, una afición que sigue encajando los golpes de cinismo de un consejo de administración empeñado en hurgar en la herida sin remordimientos. Actuando a base de hachazos de interés, funcionando bajo la dictadura que le da el poder de las acciones, riendo desde la atalaya que le proporciona el creerse invencible por sortear los baches que ha ido encontrando por el camino desde el 5 de junio de 2015.

Elche, su equipo y su afición no merecen una etiqueta que un grupo de repudiados de la sociedad franjiverde le pusieron hace un año y que siguen empeñados en mantenerla. Personas que se creen superiores cuando la triste realidad es que son marionetas, muñecos de trapos de sus jefes; perros de presa de los intereses de los que les dirigen, sin autosuficiencia ni capacidad. Con la única misión de ser brazos ejecutores de los que dan la orden desde la oscuridad y la cobardía. Hombres vacíos de sentimiento franjiverde que pasaban por allí o que fueron puestos a dedo. Una camada de directivos que pasará a la historia negra del Elche CF como los que defendieron los intereses de sus predecesores sin escrúpulos, con la única asignatura de tapar y ensombrecer. ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar? ¿Cuánto vale la dignidad?

Hijos de Elche les llaman sin que puedan rechistar, caretas duras que el tiempo ha dejado al descubierto. El Martínez Valero sigue oliendo a podrido. Qué prima en este Elche CF, defender los intereses del Club o defender los intereses de los que lo manejan. Algunos miran hacia otro lado porque sus intereses son los mismos que los de las personas que les mueven. No es necesario ser directivo para defender la cruzada ‘sepulcrista’, lo único que se requiere es saber camuflarse en un ecosistema de mentiras e intereses turbios que el tiempo se está encargando de descubrir. Qué fácil es hablar de libertad pero qué difícil es ponerla en práctica cuando estás sometido al férreo yugo. Qué complicado es escapar del mensaje teledirigido cuando has perdido la credibilidad por ser un guiñol.

No se confundan. La pesadilla franjiverde tiene unos culpables muy definidos, aún así, no todo debe ser mirar el dedo que apunta sin prestar atención a lo que señala. Las caretas duras sobreviven gracias a la debilidad de su oponente. La unión hace la fuerza. El Elche CF merece dejar de lado intereses y remar en una misma dirección. O conmigo o contra mí. Un año después no hay ya un Ramírez, un Anguix o un Tebas a los que echarles la culpa o un IVF que no actúe. Un año después siguen estando los que estaban, evolucionados en su metamorfosis pero con la misma peste a mierda que los que empezaron a convertir el Martínez Valero en su terreno de barbecho. Entorno franjiverde, o abres los ojos o quizás, cuando despiertes, ya sea tarde. ¡Actúa!

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