Obligados a reaccionar

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Obligados a reaccionar

El Elche necesita dar un giro radical a su fútbol y actitud para recuperar la confianza de la grada y aspirar a un objetivo más ambicioso que el de una permanencia que parece asegurada con 13 puntos de ventaja. El play-off se queda a tres pese a la mala r

Jorge Llopis,

La temporada es larga y todavía quedan 14 jornadas para poder aspirar a un objetivo mas ambicioso que el de la permanencia. Más allá de las matemáticas, el Elche necesita mejorar su fútbol, encontrar el camino que pretende emprender de aquí a final de campeonato si no quiere adentrarse en la mediocridad y falta de ambición como está presentando en las últimas semanas, un estado anímico reflejado fielmente en el partido del pasado sábado ante el Llagostera, rival que sumó en el Martínez Valero, al que llegaba como colista, su segundo punto a domicilio de este curso.

Técnico y jugadores -con alguna salida de tono que ha sido rápidamente corregida- se empeñan en vender que la permanencia es la única meta de la temporada. Un objetivo, válido en agosto, pero que se ha ido haciendo pequeño a medida que ha ido avanzando el campeonato y se ha visto que el Elche de Rubén Baraja tiene mimbres para mirar por encima de los 50 puntos, puntuación que habitualmente se ha ligado a la permanencia de categoría en Segunda. Un dato, el Almería, equipo que ocupa la primera plaza de descenso a Segunda B, suma 27 en 28 jornadas. Una media que sitúa la permanencia en 42 puntos esta campaña. El conjunto ilicitano tiene actualmente 40. 

La mediocridad de la categoría permite soñar a muchos clubes. Y el franjiverde es uno de ellos, aunque el juego de los últimos encuentros ha generado muchas dudas respecto a sus posibilidades. Cinco semanas sin ganar le han alejado de las posiciones de play-off, que pese a esta mala racha se ha reducido en la reciente jornada. El sexto clasificado está ahora tres puntos por encima. La estrecha igualdad  ha aglutinado a un amplio grupo de equipos. Hasta 13 aspiran a pelear por las plazas de promoción. El Tenerife, décimotercero con 37 puntos, quiere mirar hacia arriba. El Elche, por encima en la clasificación, solo se centra en la parte baja de la tabla. Cuestión de prioridades.

Los números dicen que con un poco más el Elche logrará la permanencia y que tiene opciones de meterse entre los seis primeros clasificados. Pero las sensaciones no son buenas. El equipo, muy irregular a lo largo del curso en cuanto a juego y resultados, no traía un buen fútbol de la racha de nueve jornadas consecutivas sin perder que se rompió en Tarragona. Ahora los detalles no se están decantando de su lado y los de Baraja se han encasquillado en un fútbol lento, con un sistema defensivo que no funciona y poca presencia en el área rival. La dependencia de Sergio León en el apartado goleador agrava aún más el callejón sin salida en el que se ha adentrado el estilo que quiere proponer Rubén Baraja. 

La idea del técnico no funciona. Tampoco el nivel de algunos jugadores, cuyo rendimiento ha ido variando a lo largo del curso y en estos momentos cotiza a la baja. Factores que, si no varían, encaminan al Elche hacia un final de temporada apagado. Rubén Baraja tiene el reto de dar un giro de 180 grados a la situación. Si algo tiene bueno la categoría de plata es que da muchas oportunidades y el equipo franjiverde cuenta con margen de maniobra para cambiar tano el juego como su actitud. El Martínez Valero puede aceptar los malos resultados, pero no entiende la falta de ambición de su equipo. El entrenador vallisoletano debe entender que algo tiene que cambiar y tiene que reflejarlo en el juego del equipo. Él también se está jugando su futuro.

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