Opinión | ELCHE CF
Hora de abrir melones
‘Pacheta’ se lo ha ganado. Dicen que el fin justifica los medios y que equivocándote, aprendes. No ha sido fácil pero se ha logrado con un margen de error asumible para un equipo al que se le colocó en agosto la etiqueta de novato en la categoría pero que, con el paso de los meses, ha alcanzado un grado de madurez envidiable. ‘Pacheta’ resume la esencia de su Elche CF. Nueve meses frenéticos en los que el avispero, los dientes de sierra y el camino han reflejado una filosofía que ha acabado cristalizando en permanencia en Segunda División.
Treinta y siete jornadas que han dado para mucho. Para disfrutar y para sufrir, mientras los dedos se van quedado sin uñas, para perder y recuperar en bucle la sonrisa. Incluso para olvidar el alma terrenal de este grupo de jugadores y pedirle llegar al Olimpo de la categoría. Esto es fútbol, un deporte en el que la alegría va por barrios y en donde la memoria sólo sirve para recordar la punta del iceberg. Los franjiverde han conseguido el objetivo y les ha sobrado tiempo para reconstruirse en plena temporada de cara a la próxima.
‘Pacheta’ ha sido el artífice. El entrenador es y será la cabeza visible del grupo. Para lo bueno y para lo malo, en la salud y en la enfermedad. Su camino no ha sido fácil. Ha estado plagado de dudas, en ocasiones con más sombras que luces, pero siempre marcado por un tímido destello en el horizonte que ha guiado a su grupo hacia la permanencia. Un haz de luz que con el paso de los partidos ha ido creciendo hasta convertirse en realidad. Ahora es fácil piropear al de Salas de los Infantes. Con el viento a favor el barco navega a toda vela, pero ‘Pacheta’ las ha visto de todos los colores.
La catarsis del burgalés ha sido su punto de inflexión. La paleta y el pincel del entrenador ha dibujado todo tipo de situaciones durante una temporada en la que, también ‘Pacheta’, tenía un examen que aprobar. La nota es alta, tanto como para haberse revalorizado. “Tengo un porcentaje de importancia en lo que está pasando. Ahora puede ser alto, cuando llegue puede que fuera bajo”. Su mensaje es el resumen de su crecimiento, y al mismo tiempo, de su nueva cotización en el mercado. El tiempo dirá si, también, un aviso a navegantes.
Ha llegado el momento de abrir melones. De sentarse a la mesa y poner sobre el tapete las cartas. La mano del burgalés es ganadora con permanencia y ascenso de una tacada. El problema es que aquí las reglas las pone otro. El de la propiedad maneja los hilos, siempre lo ha hecho, pero ahora con dinero de por medio. El burgalés no quiere ser ave de paso y aunque no quiere perder tiempo sabe que las manecillas del reloj juegan a su favor porque se ha ganado el mérito a pulso.