El coche de Guillamón, un faro y unas bombillas

Fútbol sala | OPINIÓN

Los jugadores del Irefrank Elche CF sala celebran una victoria en el vestuario / twitter Juan Carlos Guillamón

El coche de Guillamón, un faro y unas bombillas

Jerónimo Tormo,

Digo yo, tú que eres aficionado de verdad al fútbol sala y has tenido la curiosidad de saber qué se esconde detrás de este pensamiento con el que hoy me desvirgo opinando de estos asuntos, ¿Te imaginabas que el Irefrank Elche CF sala iba a estar a estas alturas de temporada peleando por estar la próxima temporada en Primera División? Sí, sé que es muy bizarro y que serán pocos los que contesten esta pregunta porque cuando se habla de fútbol sala pocos son los que los siguen a diario. Es más fácil subirse al carro cuando hay que desempolvar el mensaje porque se pelea por ascender o se lucha por no descender, pero es que me ha apetecido trazar líneas tras muchos meses analizando de manera puntual el día a día del equipo franjiverde, porque hay un equipo que se lo merece y espero que en época de vacas gordas sean muchos los que tengan que girar su mirada para hablar de un grupo de chavales que está haciendo un temporadón.

Hace ocho meses echaba a rodar un proyecto con la llegada de Juan Carlos Guillamón al banquillo del pabellón Esperanza Lag. El entrenador murciano ha conseguido construir un equipo desde el sacrifico de unos jugadores que se han sabido sobreponer a los golpes que el curso les ha dado. Desde los deportivos, hasta los económicos. Con un coche que se ha ido llenando cada jornada de entrenamiento para, desde Murcia, poner rumbo a Elche y sentar las bases de un proyecto que empezó sin hacer ruido pero pretende dar la campanada a final de temporada. Con hombres de la confianza del técnico, y las plazas para viajar contadas, Guillamón ha sabido guiar el rumbo de un grupo que ha mantenido la base de una temporada en la que sólo se necesitaba confianza y amor propio para volver a resurgir.

Un proyecto en el que; a falta de pan, buenas son las migas. En el que, si tienes un faro y lo pierdes, siempre aparecerán bombillas que alumbren el camino en la oscuridad. La fuerza del lobo está en la manada y la de este Elche CF sala se ha sabido escalonar para alcanzar un nivel inesperado. Insisto en la pregunta anteriormente hecha. ¿Te imaginabas que el Irefrank Elche CF sala iba a estar a estas alturas de temporada peleando por estar la próxima temporada en Primera División? Ni tú ni nadie. Ni siquiera creo que los propios protagonistas. No porque no confíen en su trabajo, sino porque conseguir el éxito tiene demasiadas variables, más aún en un deporte tan eléctrico como el fútbol sala en el que si pestañeas te lo pierdes.

Escribía Juan Carlos Guillamón no hace mucho en su perfil de twitter personal ‘No dejéis que mentes demasiado pequeñas os hagan creer que vuestros sueños son demasiado grandes’. El murciano motiva. Es claro y directo. Lo que tiene que decir, lo dice a la cara, moleste o halague. Exige tanto al grupo como se exige a sí mismo y eso sólo puede traer cosas positivas. Puede que el equipo acabe muriendo en la orilla, como el técnico murciano a veces teme, o puede que no y de la sorpresa (que de estas muchas se han visto en el mundo del deporte) pero de momento, este grupo ha conseguido algo tan importante como meterse en un playoff de ascenso a Primera División. Que aquellos que disfrutan, y disfrutamos del fútbol sala, nos identifiquemos con unos jugadores y un entrenador, un equipo, que disfruta y nos hace disfrutar; y los que que se enganche, todo un éxito. El coche de Guillamón tiene licencia para soñar.

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